sábado, 26 de febrero de 2011

Libia entre el mal y el mal

A raíz de los disturbios desatados ultimamente en Libia y la revuelta que esta noticia ha provocado en los medios me decidí investigar un poco sobre el tema.

Actualmente, Libia cuenta con el PIB más alto del continente africano, el segundo puesto atendiendo al PIB en paridad de poder adquisitivo; y además ocupa el primer puesto en índice de desarrollo humano de África. Miembro de la Organización de Países Productores de Petróleo (Opep), es el cuarto productor de petróleo en África y también desarrolla su producción de gas natural, sector en el que tiene reservas estimadas en 1,540 billones de m3.

Para llegar a lograr esto, Libia tuvo que atravesar por largos períodos de dominación itálica e inglesa para lograr finalmente la independencia en 1951 siendo el primer país africano en liberarse.

Así, en 1969, El coronel Muammar al Gaddafi tomó el poder implantando un régimen de gobierno socialista con un Congreso General Popular que asumió el poder legislativo y un Comité General Popular que asumió el ejecutivo.

En el transcurso de los meses siguientes se promulga una constitución provisional, se exige la retirada de las bases militares que Gran Bretaña y los Estados Unidos tenían en el territorio. Ese mismo año Gaddafi consiguió establecer los precios del petróleo que Libia consideraba justos, acabando así con la tradicional política según la cual eran las empresas multinacionales las que fijaban los precios que pagaban a los estados donde realizaban las explotaciones. De esta manera descubre el potencial del mundo árabe en la geopolítica mundial.

Ahora bien, Durante principios del año 2011, y posterior al derrocamiento del régimen tunecino, comenzó una serie de disturbios en la capital de Libia que se extendió por el resto de ciudades del país. Dentro del petitorio de los manifestantes se destacaba la exigencia de que Muammar al- Gaddafi dejara el poder y se iniciase una serie de reformas en cuanto a los derechos humanos, la mejora de la calidad de vida en general y el derecho a la libre expresión dentro del país. Gaddafi prometió no dejar el poder y que si fuese necesario, moriría como mártir de su pueblo.

Así fue como se da inicio a una masacre que da cuenta de mas de 6oo victimas (según organizaciones humanitarias) producto la represión de los manifestantes por parte del gobierno que a pesar de ello con el correr de los días van tomando nuevas ciudades.

La situación actual en Libia se le escapa de las manos a Gadafi quien se encuentra atrincherado en Bab al Azizia, su residencia.

Ahora bien, lo curioso es la variación en la postura de EEUU respecto de la revuelta en Egipto y la revuelta en Libia.

Respecto de las manifestaciones en Egipto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un discurso televisado dijo que su primera preocupación es la prevención de lesiones o pérdida de la vida y comentó: "Lo que se necesita ahora son medidas concretas que promuevan los derechos del pueblo egipcio”. Señaló que en su Discurso de El Cairo de 2009 él había dicho, "Todos los gobiernos deben mantener el poder a través del consentimiento, no de la coerción" y pidió a todas las partes a abstenerse de la violencia en sus esfuerzos por lograr una solución.

El vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en una entrevista personal, dijo que él conoce bien a Mubarak y que él no lo considera un dictador pero que su tiempo ha llegado para ser más responsable con su pueblo.

La secretaria del mismo país, Hillary Clinton, dijo que "El gobierno egipcio tiene una importante oportunidad para responder a las aspiraciones del pueblo egipcio, y llevar a cabo las reformas políticas, económicas y sociales que pueden mejorar sus vidas y ayudar a Egipto a prosperar, pero que los EE.UU. apoyan siempre una "transición ordenada".

Mientras que en el caso de las manifestaciones libias los yanquis se olvidan de todo lo relacionado con transiciones ordenadas y procedimientos democráticos y el 25 de febrero, el Gobierno de EEUU anuncia que impondrá sanciones unilaterales contra Libia, y buscará coordinar sanciones internacionales, NO DESCARTANDO UNA NUEVA INTERVENCIÓN MILITAR EN LIBIA ANTE EL USO DE LA VIOLENCIA POR PARTE DEL RÉGIMEN DE MUAMMAR EL GADDAFI.

Sin olvidar que el mismo Estados Unidos tan consternado por la actual situación, fue el que ordenó el Bombardeo de Libia en las ciudades de Trípoli y Bengasi, el 15 de abril de 1986, ordenado por el mismo Reagan, en el cual murieron varios civiles, incluyendo una hija de Al-Gaddafi, Jana, luego de romperse las relaciones diplomáticas entre ambos países por incluir EEUU a Libia en la lista de países sospechosos de apoyar el terrorismo en occidente.

En conclusión, la masacre ocurrida contra el pueblo libio es inaceptable. No se justifica ni aún la muerte de una sola persona. Por ello es indispensable que el gobierno de un país recoga los reclamos de libertad y justicia (o de lo que fuere) del pueblo, siempre en forma pacifica y comprometiéndose a lograr el mayor bienestar posible para los ciudadanos. Pero la concentración de riqueza en Trípoli (según ciertos analistas) y la organización burocrática de la diligencia libia no son precisamente muestras de ello.

En medio de este torbellino, Gaddafi se queja de que los medios de comunicación tergiversan los sucesos ocurridos en el país (y no seria de extrañar que así fuere) y aunque el mismo parece no poder ya controlar la situación de ingobernabilidad en el país, anuncia la defensa de la revolución hasta las ultimas consecuencias.

La OTAN y su principal dirigente, avisoran una oportunidad ante la situación de guerra civil que rodea al país árabe. Y si bien las revueltas en el mundo árabe han surgido como consecuencia de reclamos leales también es cierto que un país como EEUU (y teniendo en cuenta el sumario del mismo) ve en estos casos brillantes oportunidades para desviar estos movimientos populares hacia una "democracia" obediente a sus poderes e intereses.


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